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II)
Estaba de juegos con el agua
que no precisa marcos, salvo el ojo
que por alguna razón que nunca es cuerda
duduje alguna vez: alma en la espalda.
La que mira sin tener que ir adelante
la que suele regresar sin ser llamada
la que nuca se fue -eso deducen-
los avestruces dedos de esta hora.
Y sí, de vez en cuando duele y mucho
tan dulce es el dolor de no saberse
la tabla del dos producto infame
pitagórica muerte y absoluto
cero nones, "minga" sueños, cascotazos.
Uno puede adivinar, dos cosas siempre
la sonrisa de ternura o el enojo
la tercera, no se quiere, pues te aplasta
la terrible montaña de los hombros.
Ergasto
1-12
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