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¡Oye, oye, ¿son guapas?
Luego te asomas y las ves. ¡¡¡¡ No digas nada, que te conozco!!!!
Decía, que nunca se paso a mayores; solo algún furtivo beso y en alguna
ocasión, remeterse la camisa en la cintura del pantalón, después de un
exhaustivo reconocimiento medico.
Frisaba el general los doce años, cuando la madre naturaleza, le dio su
primer aviso. Un fuerte dolor en la entrepierna, le hizo investigar la
causa y vio con gran sorpresa, que algo pegajoso y mal oliente, había
salido de aquel lugar.
Antes de este episodio, sintió un gran bienestar, sin saber ni el como y
el porque.
Un muchacho de la calle, mayor en edad y experiencia, le saco de la duda,
y lo inicio en el arte, de tocar este nuevo instrumento.
Las madres con hijos varones, seguro que si sabéis de lo hablo.
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Las sábanas de las camas, se transforman cada noche,
en auténticos mapamundis.
Ya no gritaban al general alpargata en mano; se había iniciado una nueva
etapa de su vida, que para empezar, le puso la cara con más granos que
una paella valenciana.
Epílogo:
Lo acaecido al general y a su tropa, es secreto del sumario.
Habrá un Consejo de Guerra, para juzgar sus tropelías.
¡Seguro que será fusilado… ¡
Las flores, que sean rosas rojas…,
¡¿ Será capullo el narrador?¡
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