XII

 

El Patio de mi Casa. Un verano

 

 En su estancia estival en la huerta, el general, todas las mañanas ataba una garrafa, - que el abuelo Valentín había forrado de madera -,  en el portamantas  de su bicicleta, y se encaminaba a una cercana fuente a por agua potable. Mucho lucho en contra de la ley de la gravedad pues, la bicicleta, se empeñaba en ponerse de manos, debido al peso de la garrafa llena.

 Cuando la tinaja estaba llena, le ponía su tapa de madera, y la cubría con un trapo a cuadros rojos y blancos.

El día, ya era suyo. Solo en raras ocasiones, de dedicaba a otros menesteres.

 Después de revolver las camas con sus primos, y volver a desayunar comenzaba la nueva jornada. Con sus primas Pilar y Mercedes, sus primos Julián y José Luis y algunos vecinillos mas de el lugar, se emprendían nuevas aventuras.

 

 

 

El primo Juli, es disminuido intelectual. No padece síndrome Down, no, no es eso; en una situación de no avanzar en su evolución intelectual y se ha quedado entre los diez y los quince años. Es una persona…cariñosísima, siempre presente en todo.

 Se merece un libro completo, para hablar de su hacer y su sentir.

Solo un apunte: ahora a sus cincuenta y cinco años, todas las mañanas pasea a un señor empujando su silla de ruedas, al cual, le han cortado ambas piernas. ¿Qué decir…?

 Era la sombra del general; aun ahora, lo continúa siendo.

 Cuando había niños extraños en el grupo e intentaban acosar al Juli, siempre corría a buscar la protección de su “plimo”.

 En otra huerta cercana, vivía un matrimonio ya mayor. Tenían tres hijos, el mayor se llamaba José, - con los años perdería la cabeza en una cacería-

 

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